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Cómo separar la Iglesia del Estado

[Mariana Carbajal, Página 12, 21 nov 11] De paso por Buenos Aires, Micheline Milot contó cómo la Corte Suprema de Canadá viene marcando límites a los intentos de grupos religiosos de imponer sus ideas. El aborto, el matrimonio igualitario, el velo de las musulmanas, el multiculturalismo.

“Cada vez que existió un intento de la Iglesia Católica de ejercer un poder indebido sobre los individuos en Canadá, las sentencias de la Corte Suprema siempre hicieron recordar que en nombre de la igualdad el Estado debía ser neutro”, destacó la socióloga canadiense Micheline Milot, durante una conferencia que brindó en Buenos Aires sobre “Estado laico, religión y diversidad cultural”, en su país. Profesora en el Departamento de Sociología de la Universidad de Québec, en Montreal, Milot es miembro del grupo Sociedades, Religión y el Laicismo en el Centre National de la Recherche Scientifique de París, y experta en el tema en el Consejo de Europa. Con tono didáctico, dio ejemplos de los límites que viene marcando el tribunal supremo a los intentos de grupos religiosos de imponer sus valores o preceptos morales en políticas públicas. Y despertó en el auditorio un sentimiento, tal vez inesperado para ella: envidia. Además, Milot explicó las razones del éxito del multiculturalismo en Canadá, donde –a diferencia de Francia– a las mujeres musulmanas se les permite llevar el velo islámico en espacios públicos como escuelas y hospitales. Continue lendo

Faus: «La Iglesia ha hecho más ateos que Marx, Freud y Nietzsche juntos»

El teólogo José Ignacio González-Faus visita Badajoz para hablar de justicia social. El jesuita es profesor emérito de la Facultad de Teología de Cataluña, responsable del área teológica del centro de estudios ‘Cristianismo y Justicia‘ y autor de numerosos libros sobre Iglesia y cristología. Asegura que “la Iglesia ha hecho más ateos que Marx, Freud y Nietzsche juntos” y que no le parece evangélico que “el Papa sea Jefe de Estado” y defiende a la institución ante los escándalños de pederastia que, a su juicio, no deben conducir a “arremeter contra el cristianismo en bloque”. Lo entrevista Ángela Murillo en Hoy.

-Se culpa a la Iglesia de la falta de feligreses en los templos, ¿qué se puede reprochar al Vaticano?

-Así a lo bestia, dije una vez que la curia romana había hecho más ateos que Marx, Freud y Nietzsche juntos. Lo innegable es que muchos hombres se alejan de ella y que, incluso si más tarde se sienten vacíos y quieren buscar, dan por descontado que habrán de buscar fuera de la Iglesia.. Ante esto no parece que la Institución intente acercarse. Los puntos débiles de la Iglesia actual son muchos, y he dicho a veces que es la cruz de mi fe, aunque intento llevarla con garbo. La veo incapaz de comprender lo positivo del mundo moderno y sus dirigentes añoran poder solucionar los problemas a base de poder. No me parece evangélico que el papa sea jefe de estado, ni el modo de nombrar a dedo de los obispos ni los “príncipes de la Iglesia”. Cuando no había democracia, eran elegidos democráticamente a partir de las comunidades locales. También es innegable que la mujer no ocupa en la Iglesia el lugar que merece.

-¿Por dónde habría que empezar para remediar estos males?

-No es cuestión de recetas. La Iglesia tiene que replantearse muchas cosas. Debía empezar reconociendo que está en crisis. De lo cual todos tenemos un poco de culpa. A partir de ahí habría que ver cómo y por dónde se puede caminar. Comenzando por no excluir como herejes a quienes piensan distinto. Algo sencillo por lo que se podría empezar es el lenguaje. No se pueden mantener las palabras anticuadas de la liturgia. No se entienden o suscitan imágenes contrarias a lo que en su origen se quería expresar.

-Usted no se muerde la lengua y no duda en sacar los colores a la Iglesia. ¿Cómo encajan sus críticas?

-Ratzinger tiene un artículo ya clásico en el que dijo que si hoy no se critica a la Iglesia tanto como se la criticaba en la edad media, no es porque se la ame más, sino porque falta ese amor que es capaz de arriesgar la propia suerte o la propia carrera por la amada. Y yo tengo un libro sobre la libertad de palabra en la Iglesia que es sólo una antología de textos de santos, obispos y cardenales, mucho más duros algunos que las cosas que se dicen hoy. También es normal que eso no guste a las autoridades y que de vez en cuando te venga algún palo o toque de atención “de arriba”. Y lo que siento es que no me vienen a mí sino que las paga mi provincial, lo cual no está bien. Pero bueno, no hay parto sin dolor. Y como dijo santa Teresa: la verdad padece, mas no perece.

-¿Qué puede impedir que Guadalupe pase a integrarse en una diócesis extremeña?

-No toca a uno que viene de fuera para un día opinar sobre las cosas de aquí. En teoría jurídica no sería algo difícil de cambiar si hay razones pastorales. Aunque comprendo esta reivindicación de los extremeños, no la considero de primera fila.

-¿Puede ser que la Diócesis de Toledo no quiera desprenderse de Guadalupe por los ingresos que reporta el Monasterio?

-No sería el primer caso. En otros sitios ya ha habido enfrentamientos de este tipo. Marx ya dijo que todas las cuestiones tienen un determinante económico que puede no ser el único, pero suele ser el más oculto.

-La visita del Papa Benedicto XVI al Reino Unido ha sido un hito histórico. Ningún otro Pontífice romano visitaba las islas desde el cisma de la iglesia anglicana.

-Creo que el balance de la visita del Papa no es malo. La experiencia ha sido positiva. La beatificación de John Henry Newman me parece significativa. Unió mucho a la Iglesia, a pesar de haber sido un hombre crítico que molestó tanto a la derecha católica como a muchos anglicanos. Cuando se convirtió no sentía simpatía alguna por la iglesia católica pero el estudio de la historia le hizo ver que la continuidad con los orígenes estaba en Roma.

-¿Cómo explica el surgimiento de movimientos ciudadanos como Redes Cristianas, críticos con la jerarquía eclesiástica?

-Supongo que obedecen a dos razones. Una es la necesidad de vivir la fe en comunidad porque no pueden vivirla aisladamente, y menos cuando el ambiente social no acompaña. Son también formas de ejercer la responsabilidad de los laicos ante la crisis actual de la Iglesia, cuando la institución va por caminos que muchos ven como contrarios al Evangelio. Porque todos somos iglesia y todos somos responsables de ella.

-En España se profesan cada más creencias religiosas, hemos dejado de ser un país eminentemente católico.

-España se ha descristianizado de una manera traumática. Quizá por eso domina una agresividad que, aunque sea comprensible, tampoco es justificable. No se pueden tomar los escándalos de la Iglesia para arremeter contra el cristianismo en bloque. Berdiaeff decía que una cosa es la dignidad del cristianismo y otra la indignidad de los cristianos.

-¿Cómo se logra una convivencia pacífica entre distintos credos?

-La convivencia, el afecto y la colaboración entre religiones es un imperativo. Y en la palabra religiones incluyo ahora también al ateísmo. Los poderes públicos deben ser neutrales y buscar la convivencia. En algunos sitios como Cataluña hay muchas iniciativas bien positivas. Hay que buscar el encuentro en lo que nos une como humanos. Debemos buscar en el otro la mejor versión de su personalidad que es lo que Dios nos pide a todos.

-¿Estamos aprovechando la crisis para recuperar valores perdidos?

-Decididamente no. Hemos dejado pasar una gran oportunidad para replantear los elementos injustos e irracionales de nuestro sistema económico. Esta crisis solo ha servido para ayudar a los que la provocaron, pero no a las verdaderas víctimas. Todos hemos sido cómplices del sistema, drogados como estamos por el consumo. Esto ha sido un paso más hacia el desmantelamiento del estado del bienestar. La culpa la ha tenido en parte la izquierda, que ha participado de ese “socialismo asistencial” del reparto de subvenciones, en lugar de ocuparse de hacer justicia social.

-La Pastoral Obrera de la Diócesis Coria-Cáceres apoyó públicamente la convocatoria de huelga. ¿Es correcto que una autoridad eclesiástica se manifieste en temas políticos?

-En cuestiones sociales y políticas, la Iglesia siempre tiene que manifestarse a favor de los pobres, de los más desfavorecidos. Dentro del pluralismo siempre hay que defender la eliminación de las diferencias entre pobres y ricos. En mi opinión la huelga era justa desde el punto de vista cristiano. Lo que puede discutirse es si va a ser eficaz y si era oportuna.

-¿Ha tenido en cuenta el Gobierno a los pobres en sus últimas decisiones?

-Zapatero ha actuado obligado por poderes fácticos. La política es la primera esclava de la economía. El presidente brasileño Lula da Silva dijo una vez ante la decepción de quienes esperaban más de él: “Tengo el gobierno, pero no tengo el poder”. Por eso se entiende que un presidente de izquierdas tenga que acabar haciendo lo que ordena Wall Street o Angela Merkel. La pregunta que queda es si puede haber auténtica democracia política sin democracia económica…

De: Religión Digital, 5 oct 2010